sábado, 20 de febrero de 2010

Procedimientos: amor a un género. La imaginación melodramática





Y una arenga final: no queremos que nos persigan, ni que nos prendan, ni que nos discriminen, ni que nos maten, ni que nos curen, ni que nos analicen, ni que nos expliquen, ni que nos toleren, ni que nos comprendan: lo que queremos es que nos deseen.
Deseo, Perlongher


Por qué me interesa Manuel Puig: "Para Puig el mejor campo de estudio y experimentación se ha hallado evidentemente en los subgéneros triviales (folletín, melodrama, radionovela, novela rosa, novela policial)pasados a través del tamiz de la mirada fílmica, que reproduce y apuntala la rigidez del maniqueismo sexual, como portavoz de nuestro inconsciente".

"En el caso de las elaboraciones de Puig, los textos producidos tienen no solo los referentes sociales de una situación histórica concreta sino que, al mismo tiempo ellos remiten a intertextos respecto de los cuales la instancia narrativa toma una distancia por cierto ambigua, para llegar por fin a una construcción ficcional que tiene su semejanza en una estructura que podríamos llamar de capas superpuestas, como de "cebolla"

Dijo Manuel Puig " Me han dicho también que mi novela (La Traición de Rita Haywoorth) tiene algo de camp y creo que es cierto. Porque el camp es un estado de ánimo en el que se ridiculiza algo que se ama y se lo ridiculiza para demostrar que con toda su probable carga negativa, es indestructible" (1968)


En The Melodramatic Imagination, su autor Peter Brooks, sostiene la idea de que el melodrama marca sobre el cuerpo el exceso y la sobre determinación como lo había hecho la histeria.. Brooks contribuye a la revalorización actual del melodrama, asi como reconoce su relación con el modelo camp, al que caracteriza con ideas clave, como polarización e hiperdramatización de tensiones en conflicto... Lo alto y lo bajo no son compartimentos separados y radicalmente separados como lo pensó Adorno...

Frases como "Yo soy el miserable que ha arruinado a mi familia" o "Lo perseguiré hasta su tumba" conservan la marca de la obsesión por la claridad de los signos que iban dirigidos a un público ávido de emociones y al mismo tiempo más y más democratizado, en el sentido de provenir de capas más bajas de la sociedad... Si el estilo melodramático radicaba en la garantía de la legibilidad de los signos, es evidente que el cine mudo y, luego, también el filme sonoro de Hollywood fueron sus herederos más consumados.

La gestualidad congelada del cine mudo y la tendencia a la alegoría estaban, además claramente documentadas como uno de los recursos más claros del melodrama: el tableau vivant que permitía la decodificación semiótica en el propio momento de la alegorización.


Brooks señala cómo al final de una escena, en uno de los melodramas franceses que estudia, los actores se quedaban suspendidos en su actitud en un cuadro que era conocido como stupéfaction générale

Camp y posvanguardia. Manifestaciones de un siglo fenecido. José Amícola. Paidós.